Hierro hemo y su impacto en la salud
Angie Catay
Introducción
El hierro hemínico, presente en alimentos de origen animal como carnes rojas, vísceras y sangre de animales, según las recomendaciones actuales son importantes tanto en la prevención como el tratamiento de la anemia ferropénica debido a su alta biodisponibilidad y fácil absorción. Sin embargo, surge la pregunta: ¿las recomendaciones nutricionales públicas actuales han evaluado realmente el impacto de su consumo en la salud a la luz de la evidencia científica disponible hasta ahora?
Incremento de riesgo de cáncer colorrectal (CCR)
En los últimos años, el consumo de hierro hemínico se ha asociado de una manera consistente con un mayor riesgo de cáncer colorrectal (CCR). Un meta-análisis concluyó que una ingesta diaria de 2.95 mg de hierro hemínico incrementa este riesgo en un 18 % (1). De manera complementaria, un estudio prospectivo realizado en Europa identificó una relación dosis-respuesta, mostrando que por cada 1 mg adicional de hierro hemínico consumido, el riesgo de CCR aumenta un 7 % (2).
Por otro lado, en estudios epidemiológicos podemos observar que sustituir 1 mg de hierro hemínico (presente en fuentes de origen animal), por hierro no hemínico, (presente en fuentes de origen vegetal), reduce el riesgo de CCR en un 6 % en hombres (3). Este efecto protector del hierro no hemínico se atribuye a la capacidad diferencial del hierro hemínico para formar compuestos N-nitrosos, inducir peroxidación lipídica y alterar la microbiota intestinal, procesos que no se han observado hasta el momento con el hierro no hemínico (4).
Los intentos de reducir los efectos adversos asociados al consumo de hierro de origen animal mediante la adición de antioxidantes en la dieta han mostrado resultados limitados. Aunque los antioxidantes pueden contrarrestar parcialmente la formación de especies reactivas de oxígeno y reducir el estrés oxidativo inducido por el hierro hemínico, no logran eliminar la producción de compuestos N-nitrosos. El hierro hemínico puede promover la peroxidación lipídica y alterar la microbiota intestinal, generando un ambiente propicio para la formación y acumulación de metabolitos potencialmente carcinogénicos. Por ello, a pesar de un mayor consumo de antioxidantes, los compuestos N-nitrosos siguen presentes en el intestino (5).
Diversos estudios mecanicistas, que contribuyen a establecer una base de verosimilitud biológica, han sugerido que la incorporación de calcio o fibra en la alimentación podría desempeñar un papel en la neutralización parcial de la formación de compuestos N-nitrosos, sustancias que tienen efectos carcinogénicos que se han relacionado con la ingesta de hierro hemínico. No obstante, a pesar de estos hallazgos preliminares, estudios clínicos rigurosos no han demostrado una reducción significativa en los niveles fecales de estos compuestos (6). Es fundamental considerar que el impacto del hierro hemínico en el desarrollo del cáncer colorrectal no se limita únicamente a mecanismos bioquímicos específicos. Si bien la verosimilitud biológica es un criterio relevante dentro del análisis de causalidad, no es el único determinante, sino que forma parte de un conjunto de nueve criterios establecidos para evaluar la existencia de una relación causal entre una exposición y un efecto sobre la salud.
Diabetes tipo 2 (DM2) y enfermedades cardiovasculares (ECV)
La relación entre el hierro hemínico y DM2 es consistente. Un estudio basado en biomarcadores encontró que una mayor ingesta de hierro hemínico incrementa significativamente el riesgo de DM2, posiblemente debido a la acumulación de productos avanzados de lipoxidación y la inflamación sistémica resultante (7,8). Por esta razón, la intervención dietética debe considerar no solo la cantidad de hierro que se va a consumir, sino también priorizar fuentes más saludables, como los vegetales y fuentes de vitamina C.
En cuanto a las ECV, un meta-análisis determinó que el riesgo aumenta un 19 % por cada 1 mg adicional de hierro hemínico ingerido (9). Este efecto está mediado por la disfunción endotelial y el estrés oxidativo. A diferencia de las dietas basadas en carne, las dietas ricas en vegetales, que priorizan el hierro no hemínico (presentes en legumbres, menestras, cereales andinos, frutos secos y semillas) se asocian con una menor incidencia tanto de ECV como de DM2, e incluso en casos de enfermedad pre existente, tienen la capacidad de revertir la enfermedad (10).
La evidencia disponible hasta el momento resalta la importancia de reevaluar el impacto del hierro hemínico en la salud. Diversos estudios sugieren que una reducción en su consumo es beneficioso, especialmente cuando existen alternativas más seguras y efectivas que permiten satisfacer las necesidades nutricionales sin aumentar el riesgo de complicaciones metabólicas.
Contenido de grasas saturadas y colesterol
Las vísceras y la sangre, aunque son fuentes ricas en hierro hemínico de alta biodisponibilidad, también contienen niveles elevados de grasas saturadas y colesterol. De acuerdo con las Dietary Guidelines for Americans (2015-2020 y 2020-2025), se recomienda limitar su consumo debido a sus efectos negativos sobre la salud cardiovascular. Estas pautas señalan que el cuerpo humano es capaz de producir suficiente colesterol para satisfacer sus necesidades fisiológicas, lo que implica que no es necesario obtener colesterol adicional a través de los alimentos (11). Además, el Instituto de Medicina (IOM) no establece un límite máximo tolerable (UL) para la ingesta de colesterol, ya que cualquier aumento en su consumo está asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. (12) Es por ello la importancia de optar por fuentes de hierro que no aporten una cantidad alta de colesterol ni grasas saturadas, como los alimentos vegetales ricos en hierro no hemínico, que ofrecen beneficios para la salud sin los riesgos asociados con el consumo de vísceras y sangre.
Reflexiones
Las recomendaciones generales que promueven el consumo de sangre y vísceras como estrategia para prevenir y tratar la anemia ferropénica no son las más óptimas desde una perspectiva integral de salud pública. Si bien es cierto que estos alimentos representan una fuente significativa de hierro hemínico de alta biodisponibilidad, su consumo habitual puede estar asociado a diversos efectos adversos para la salud. Por ello, es fundamental reconsiderar estas estrategias y evaluar alternativas más seguras y sostenibles que permitan abordar la anemia sin comprometer otros aspectos de la salud.
La suplementación con hierro es el tratamiento de primera línea para mejorar el estado nutricional en casos de deficiencia. Sin embargo, debe complementarse con un enfoque dietético que promueva el consumo de fuentes vegetales ricos en hierro no hemínico, junto con alimentos ricos en vitamina C para optimizar su absorción. Esta estrategia favorece patrones alimentarios más saludables y sostenibles, minimizando riesgos innecesarios asociados con el exceso de hierro y contribuyendo a la prevención de enfermedades metabólicas.
Referencias bibliográficas
1. Bastide NM, Chenni F, Audebert M, et al. Red meat and colon cancer: should we become vegetarians, or can we make meat safer? Meat Science. 2015;109:27-39. doi:10.1016/j.meatsci.2015.05.019. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26017245/
2. Cross AJ, Ward MH, Sinha R. Dietary heme iron and risk of colorectal cancer in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition Study. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2010;19(11):2908-2917. doi:10.1158/1055- 9965.EPI-10-0660. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36759722/
3. Bastide NM, et al. Heme iron from meat and risk of colorectal cancer: metaanalysis and a review of the mechanisms involved. Cancer Prev Res. 2011;4(2):177-184. doi:10.1158/1940-6207.CAPR-10-0111. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21209396/
4. IARC Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Red meat and processed meat. Lyon: International Agency for Research on Cancer; 2015. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507971/
5. Bingham SA, Cummings JH, Collette S, et al. The effects of red meat and processed meat consumption on endogenous N-nitrosation. Carcinogenesis.
6. Hughes R, Cross AJ, Pollock JR, Bingham S. Effect of white versus red meat on endogenous N-nitrosation in the human colon and further evidence of a dose response. Cancer Res. 2001;61(7):2393-2398. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022316622153332
7. Ekmekcioglu C, et al. Integration of epidemiological and blood biomarker analysis links haem iron intake to increased type 2 diabetes risk. BMJ Open Diabetes Res Care. 2015;3(1):e000140. doi:10.1136/bmjdrc-2015-000140. https://www.nature.com/articles/s42255-024-01109-5
8. Yu E, et al. Red meat, dietary heme iron, and risk of type 2 diabetes: the involvement of advanced lipoxidation endproducts. Am J Clin Nutr. 2016;103(2):356-365. doi:10.3945/ajcn.115.116888. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23858089/
9. Zhao Z, et al. Dietary intake of heme iron and risk of cardiovascular disease: a dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. J Am Heart Assoc. 2013;2(4):e000209. doi:10.1161/JAHA.113.000209. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25439662/
10. Satija A, et al. Plant-based diets and the risk of cardiovascular disease: A systematic review. J Am Coll Cardiol. 2021;77(3):277-287. doi:10.1016/j.jacc.2020.10.066. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28728684/
11. Dietary Guidelines for Americans 2020-2025. 9th Edition. U.S. Department of Agriculture and U.S. Department of Health and Human Services; December 2020. Disponible en: https://www.dietaryguidelines.gov/sites/default/files/2020- 12/Dietary_Guidelines_for_Americans_2020-2025.pdf
12. Institute of Medicine. Dietary Reference Intakes for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty Acids, Cholesterol, Protein, and Amino Acids (Macronutrients). Washington, DC: The National Academies Press; 2005. doi:10.17226/10490. https://nap.nationalacademies.org/catalog/10490/dietary-reference-intakes-forenergy-carbohydrate-fiber-fat-fatty-acids-cholesterol-protein-and-amino-acids
